La artrosis de cadera es un problema frecuente, de ahí que en los últimos años, sea una de las operaciones de las que tanto oímos hablar. Gracias a la mejora de los materiales, cada vez más, se está poniendo en personas jóvenes, que realizan una actividad física más exigente.
Hasta hace años se reservaba para casos verdaderamente extremos, en los que el paciente llegaba a quirófano después de haber pasado años con dolor crónico, limitación articular, pérdida de la función a demás de la calidad de vida. Tras la intervención los pacientes permanecían encamados durante días, lo que suponía un deterioro muscular - esquelético importante, adherencias y problemas en ocasiones circulatorios y neurales.
Actualmente podemos asegurar que al día siguiente de la
intervención el paciente podrá caminar con ayuda de muletas, y subir y bajar
escalera en apenas 48 horas. Esto es posible gracias a que la cirugía,
actualmente es mínimamente invasiva y la rehabilitación se comienza a las
24 horas de la intervención. Aunque asuste un poco y/o parezca muy
precipitado, es clave, para favorecer el drenaje inmediato de la zona y al
movilizar la musculatura y articulación implicada evitamos así las
atrofias, adherencias y problemas que antes mencionamos.
En un trabajo de investigación de
la Universidad de Colorado, publicado en la revista Clinical Orthopaedics
and Related Research concluyen: que los pacientes sometidos a una
artroplastia total de cadera, obtienen unas tasas de éxito muy favorables en la
disminución del dolor previo a la intervención y a la funcionalidad de la
articulación intervenida. Los investigadores trabajaron con un grupo de 26
pacientes sometidos a cirugía protésica de cadera y compararon su evolución
postoperatoria con el estado de 19 voluntarios sanos que no presentaban ningún
problema en la articulación.
El resultado tras un año de
seguimiento demuestra que en ese periodo los pacientes operados experimentan
una disminución en su capacidad flexora, así como en su fuerza de torsión tanto
en la cadera como en los abductores y rodillas que repercute para las
actividades de la vida diaria.
“Los pacientes sometidos a
artroplastia total de cadera experimentan una disminución en su fuerza y
capacidad funcional tras la operación; un déficit que puede persistir después
de la recuperación. Este dato sugiere que la rehabilitación es más efectiva si
se aplica dentro del primer mes tras la cirugía” concluyen los científicos.
Por ello debemos empezar lo
antes posible con el tratamiento de fisioterapia, comenzando ya desde los
primeros días con la reeducación de la marcha; con el objetivo de que
haga un buen apoyo, de forma autónoma, suba y baje escaleras; además de
realizar ejercicios específicos para fortalecer y reeducar la musculatura
implicada. A medida que se van logrando los objetivos, la dificultad de los
ejercicios irá en aumento, pidiéndole al paciente una exigencia muscular mayor
para progresar en la recuperación y adaptarlo a las actividades diarias
del paciente. Esta será la clave para que en menos de un mes el paciente
camine con la ayuda de una sola muleta, y en dos semanas más, sin
ayudas y realizando sus actividades.
En nuestro centro, tenemos en cuenta todos estos objetivos,
pero siempre contando con las expectativas de nuestros pacientes y las
necesidades de cada uno.




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